Definiciones Marco para la Restauración Ecológica
La Restauración Ecológica se sustenta en los conceptos y principios propuestos por la Society for Ecological Restoration (SER) referentes a los estándares internacionales para la práctica de la restauración ecológica (McDonald T, Gann GD, Jonson J, and Dixon KW (2016) International standards for the practice of ecological restoration – including principles and key concepts. Society for Ecological Restoration, Washington, D.C.)
También se apoya en el marco proporcionado para la por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza para áreas protegidas, el cual, dada su pertinencia, aquí se amplía hacia otro tipo se áreas como los sitios prioritarios, las iniciativas de conservación privadas, especies de importancia por su endemismo y categoría de amenaza y sus respectivos hábitats. Keenleyside, K.A., N. Dudley, S. Cairns, C.M. Hall y S. Stolton (2014). Restauración Ecológica para Áreas Protegidas: Principios, directrices y buenas prácticas. Gland, Suiza: UICN. x + 118pp.
Definiciones Marco para la Restauración Ecológica
La implementación de las acciones de restauración dependen del nivel de degradación del ecosistema y si bien un objetivo de este comité (CNRE) es fomentar la restauración ecológica, en muchas situaciones donde los niveles de degradación son altos es pertinente avanzar alternativamente en procesos de rehabilitación o reconstrucción, tal como se definen en el párrafo siguiente. En la actualidad distintas estrategias apuntan a la modificación de la biota y factores físicos para la recuperación de ecosistemas degradados: (1) Restauración ecológica, acción humana cuyo objetivo es facilitar el tránsito del ecosistema degradado hacia algún estado de referencia histórico, que es representativo de la condición pre-perturbación, sea ésta natural o semi-natural. La restauración ecológica tiene varios objetivos fundamentales, incluyendo: detener las causas que originaron la degradación, recuperar la vegetación y fauna propia de los ecosistemas históricos del área, facilitar y acelerar el proceso de sucesión ecológica, estimulando la regeneración natural, y promover acciones de auto-recuperación que permitan al ecosistema sostener su condición en el futuro. En consecuencia, las acciones de restauración buscan generar un ecosistema más resiliente, es decir, que sea capaz de mantener su estructura, composición de especies y procesos ecológicos frente a variaciones ambientales, y que a la vez se integre dentro de un paisaje más amplio, adaptándose
a condiciones climáticas cambiantes. (2) Rehabilitación, acción que tiene como objetivo recuperar las funciones del ecosistema degradado e incrementar su capacidad de proveer bienes y servicios ecosistémicos. No considera necesaria la recuperación de la estructura, composición y diversidad del ecosistema histórico. Un ecosistema rehabilitado puede contener especies que realicen funciones similares a las del ecosistema histórico de referencia, pero no necesariamente se trata de las mismas especies que estaban presentes en el ecosistema antes de la perturbación. (3) Reconstrucción (reclamation), cuyos principales objetivos incluyen la estabilización de terrenos altamente degradados, ofrecer garantías de seguridad al público, mejorar estéticamente el lugar y mejorar un sitio degradado o sin utilidad, haciéndolo productivo otra vez. La reconstrucción de ecosistemas es comúnmente usado en sitios sometidos a actividades mineras. La revegetación es comúnmente usada en proyectos de reemplazo y se realiza con el establecimiento de una o unas pocas especies. Aquellos proyectos de reconstrucción que tienen un componente ecológico importante, como el uso de una alta diversidad de especies nativas por ejemplo, podrían llegar a ser considerados una rehabilitación o incluso una restauración (McDonald et al. 2016).
Aproximación conceptual sobre procesos de degradación y restauración
Modelo conceptual simplificado de la degradación y la restauración de un ecosistema (Parques Canadá y el Consejo Canadiense de Parques, 2008; adaptado de Whisenant, 1999 y Hobbs y Harris, 2001).
Es importante comprender el proceso de degradación de ecosistemas, para lo cual se requiere explicar cómo un ecosistema pasa de una condición inicial no perturbada a una condición degradada y cómo eso se refleja también en pérdidas de su funcionalidad. En la literatura relacionada con restauración ecológica a nivel internacional se ha propuesto un modelo conceptual que vincula la degradación de los ecosistemas con su funcionalidad y que permite estimar cómo los esfuerzos de restauración contribuyen a restituir la funcionalidad (Figura 5).. Varios autores (e.g., Hobbs & Harris 2001)
han propuesto que existen umbrales, o barreras específicas, entre algunos estados del ecosistema que impiden su retorno a una condición histórica menos degradada. Una vez identificadas estas barreras es necesario realizar acciones específicas para superarlas, como por ejemplo eliminar especies exóticas invasoras y herbívoros, restituir nutrientes al suelo, o prevenir agentes de perturbación natural (e.g., incendios, inundaciones, proliferación cíclica de insectos). La figura 5 presenta un modelo conceptual simplificado de los niveles de degradación y la reversión del proceso a través de la restauración de un ecosistema. Las esferas azules en la Figura representan diferentes estados del ecosistema, donde la resiliencia de cada estado del sistema está representada por el ancho y la profundidad del “pocillo”. Los disturbios y el estrés provocan transiciones hacia estados de degradación cada vez más severos, con la mayor degradación, representada por la esfera azul de la esquina inferior izquierda. Como se explicó antes, pueden existir barreras o umbrales bióticos y abióticos entre algunos estados del ecosistema (representados por barras verticales en la Figura 5) que previenen que el sistema pueda retornar a un estado menos degradado sin intervenciones de manejo. Las barreras bióticas surgen cuando la degradación es baja (e.g., pérdida de algunas especies claves), en tanto que las barreras abióticas (o físicas) son limitantes del cambio bajo condiciones de alta degradación. Una vez identificadas las barreras bióticas y abióticas es posible hacer propuestas concretas para la restauración del ecosistema hacia un estado estructuralmente menos degradado y de mayor funcionalidad (UICN, 2014). Una de las ventajas de usar este modelo es que destaca la importancia de indentificar previamente las barreras bióticas y físicas para la recuperación del sistema, lo que hace posible evaluar la capacidad del ecosistema degradado de recuperarse sin intervención o con intevenciones menores (y con menores costos) y facilita además la selección de los tratamientos y acciones a aplicar en áreas más degradadas.